Todo ha
vuelto a empezar,
vuelvo
a sentir la angustia
de un
vacío perpetuo;
todo se
repite de nuevo,
tus
ojos: todo.
Eso de
las miradas introspectivas
nunca
fue mi punto fuerte,
y cada
mañana me pido perdón
por esas
estupideces voraces que cometo
de
manera cíclica como el pájaro
que
muere una y otra vez
por el
mismo disparo, por la misma bala:
podría
enamorarme de ti un día
y otro
y otro, y otro y otro,
como
quien se enamora de la vida,
o de
una espina fieramente clavada
o de un
espasmo agónico,
o de la
sensación desapacible de la muerte.
Podría
enamorarme de ti a diario,
sin
apenas recordar tus venas
entre
mi piel lastimera bailando,
como
quien se enamora de un vicio,
como
quien, airado y harto de una vida
de
fútiles sensaciones insulsas
adquiere
el vicio
de un
amor vacío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario