viernes, 14 de diciembre de 2012

Robando.


Es como si todo estuviera ya escrito. Como si inventar paisajes no fuera sino plagiar. Los corazones se han acostumbrado a latir rápido y ya no hacen distinción entre lo nuevo, lo estable y lo eterno. Las arterias que arden en una tarde cenicienta de Diciembre, las sombras que se ocultan del Sol en cada refugio que tu cuerpo les ofrece, el chasquido bélico de las hojas secas al romper sobre el asfalto mojado, los silencios de redonda sometidos al metrónomo de tus pasos cuando bailas en las aceras. Todo eso es esposar la tarde a tu voluntad, querida, a tu soledad: coleta descuidada, boca entreabierta para aliviar la fatiga del viento, mirada altiva y oscura, casi metaespacial… Un alma –mi alma- se hunde en aquel instante con sabor a pez que agoniza. Pero esto yo lo he vivido antes. Es como si todo estuviera ya escrito. Como si inventar paisajes no fuera sino plagiar. Me extraña la tranquilidad de aquella helada barandilla de aluminio del puerto cuando tu rebeca de punto la acaricia. Me miras, y mi aorta se deja llevar y, agotada, casi claudica. Se desliza el envés de mi índice por tu mejilla y acaba en tus labios. Tiene miedo. Busca mi mano cobijo donde tu oreja se pierde y mi boca exige silencio. Es sólo aire lo que nos separa. Sólo aire. Comienza la lluvia. O al menos eso me pareció a mí. Pero esto yo lo he vivido antes. Es como si todo estuviera ya escrito. Como si cada paisaje que imagino no fuese más que el botín de un robo a mano almada, que cometo en silencio, contra las gaviotas que dibujan la costa con su vuelo.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Siempre.




(Ad infinitum)
...Llegas,
clavas tu bandera,
                              te vas...
Llegas,
siembras tu aroma,
te vas...
Llegas,
me conquistas,
te vas...
(Ad infinitum)