jueves, 23 de mayo de 2013

Me da igual si soy cruel cuando te digo.



Me da igual si soy cruel cuando te digo
que me gustaría ser tu tiempo
para que perderme fuera para ti
lo mismo que perderte.

Me gustaría ser ese bolso de Gucci
del escaparate de la calle Gran Vía,
para que siempre andases por ahí,
hablando de mí con los ojos vidriosos.

Y me gustaría, y no me importa reconocerlo,
ser el imbécil ese de cuarto curso
que miras embobada mientras estudias
en la biblioteca gris de tu facultad.

Sin embargo, ironías de la vida,
acabo siendo siempre yo
el que se pierde cuando te pierde,
siempre yo el imbécil que te mira
embobado en recuerdos que ya solo saben
a ceniza mojada en cerveza sin alcohol.