miércoles, 12 de octubre de 2011

¡Qué más da!

Que me estalle el alma cada día.

Da igual que me arda el alma
y no me importa mi locura:
¿dónde estás?
Llámame ahora que estoy tenue
mirando cómo me miras.
¿Qué más me da la vida
si tus ojos rompen el alba?
Fuego que arde en mi piel
al rozar tu cuello y tus delicias
al apartar ese cabello que desciende
entre nubes y colinas.
¿Qué más me da la vida
si me besas?
¡Qué más me da la vida
si rehúyo un beso de tu boca
mientras busco uno de tu alma!
¿Quién soy si me esperas
en la estación de metro y me gritas:
“Te amo”?
¿Qué más me da el tiempo y  las horas
si me quitan tus labios?
Me paseo ahora por ellos
danzan con los míos,
todos tibios todavía.
Y me acaricia un instante
una lágrima azul
que resbala por tu mejilla.
¿Qué más me da si me muero
aquí en tus brazos
codiciarte cien años en mi alcoba?
Me resbalo por tu cuerpo a cada paso
cada instante desaparece,
no quedan rincones fríos.
Da igual:
¿Qué más me da a mí
si no te tengo en esta noche fresca de verano
estar escupiendo los mejores versos
que de mi alma pueden emanar?
¿Qué más me da la vida
si te amo cada instante
como si lleváramos muertos
toda la eternidad?
¡Qué más me da!

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