martes, 11 de octubre de 2011

Estoy vacío: escribe mi pluma.

A todos aquellos que no saben 
cómo ni por qué ni de quién se enamoran 
porque, en realidad, les da igual:
no tienen nada que ofrecer,
sólo oquedad y miedo.

Odio ser una pluma de ilusiones,
ciego que no habla más que de colores,
lleno de ira, ¡atroz desdicha!, y rencores:
láudano que rebosa en mis pulmones.

Llantos molidos y tristes canciones
son la cruz de mis días y las flores
de mi alma las espinas de valores
que crucifican alto mis pasiones.

Ser Pan turbado sin vino en las venas,
poeta sin musas, mar sin estrellas,
golfo sin putas, Hernández sin penas.

Soy el no metaespacial que aquellas
noches refugiado en sus melenas
goza escribiendo que sueña con ellas .

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