Cordura y quimera son uno.
Toco el borde de tus labios
y reviento.
Punto a punto, sin comas,
suspensivos... la vida.
Y un árbol seco,
de la Edad Media.
La cuerda sobre sus ramas
y la viga.
Quedará en mi cabeza
(pronto ceniza morada)
el ardor que no os cuento:
las princesas y los bosques,
los desgarros de arterias en la lucha,
los grillos intentando
abrirse paso entre la sangre,
en un trigal a punto.
Cerilla, yesca,
una soga y un madero.
Y nada más.
El prisionero se ha escapado.
Vuela.
Con dos balas azules en la cabeza.
Está solo.
Atardece:
el Sol en plenitud,
el cielo en plenitud,
fuego pleno.
Hay un muerto,
en medio del llano.
Se hace el silencio.
El silencio eterno.
Nuestro silencio.
(Suena ruido de cadenas)
FIN