Un poema con motivos.
El
tiempo, el contratiempo, y los versos
de
porcelana que escribo últimamente
saben
quizá demasiado a tus ojos
al
miedo y la ventisca, a las flores.
Y no es
que me seduzcan estos nervios
de
púber gilipollas e inmaduro
es sólo
que tus labios son serpientes
y yo
siempre tuve mucho respeto
a los
reptiles.